lunes, 31 de octubre de 2011

El de Avilés, el mayor cañón del mundo

Por Alberto del Río Legazpi (16 de Enero, 2009)

EN BLANCO Y NEGRO)
El cañón submarino de Avilés es el gran desconocido tanto de los avilesinos como de los asturianos y los españoles.
Hace años mi navegación tranquila por las dependencias del magnífico Museo Marítimo de Asturias, en Luanco, se vio truncada. Avistaba por proa, babor y estribor la riqueza allí reunida, y tanta era que pasé sin detenimiento ante una maqueta. Al rebasarla sentí como una ráfaga, lo que se dice un pronto o como diría Don Mendo: un aquel. Algo me había alertado, pero cuando quise reaccionar la maqueta ya me quedaba a popa, por lo que tuve que virar en redondo y echar amarras para recrearme en lo allí expuesto.
Era, es, una magnífica simulación que muestra la zona costera asturiana y sus fondos submarinos. En primer plano está señalizada una enorme sima, junto a otras varias, y donde se puede leer: “Cañón de Avilés. Valle sumergido que atraviesa transversalmente la plataforma y el talud. Es el más profundo del mundo, va desde los 175 metros sobre la plataforma hasta los 4.750 metros en la base del talud”.
Todavía hoy me cuesta dar crédito al hecho de que esta barranco descomunal lo tengamos, a 8 millas marinas (menos de 15 Km.) mar adentro del faro de Avilés, ahí al lado. Shepard y Dill, los mayores expertos en la materia, han dejado por escrito que el cañón de Avilés es el más profundo del mundo, originando esa gigantesca fosa de cerca de 5 Km. de profundidad, que viene a ser lo más parecido que conozco a la repanocha.
Queda uno pasmado, atónito y turulato, pensando en torbellinos telúricos o en enormes abismos, en esas gigantescas ensaladas geológicas con las que convivimos.
Porque, a la fuerza esa fosa ha de albergar formidables misterios y criaturas fabulosas. De hecho algún buque oceanográfico se ha acercado a nuestras costas para investigar la existencia de los “Architeuthis”, una especie mitológica de calamar de la que ni se tienen imágenes filmadas. Hace siete años, pesqueros avilesinos capturaron el segundo molusco más grande del mundo, el “Taningia danae” de 104 kilos de peso.
No me negarán que un cañón submarino como el de Avilés, es algo que no tiene el resto del mundo.
Por lo que parece de pazguatos que no lo divulguemos a los cuatro vientos, a todo trapo y decibelio. También cuesta creer en que el gobierno asturiano no se esfuerce en insistir para que el Estado español y organismos internacionales ahonden -término que viene al pelo- en su exploración con múltiples medios técnicos. Y ya lo inexplicable, por elemental, es que el cañón no esté declarado área marina protegida, para preservar su riqueza en flora y fauna.
Hay cabezas de las que solo salen pelos.

Categoría: En blanco y negro | Enero 2009 |

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