sábado, 22 de junio de 2013

El Gobierno estudia ya medidas de gestión para el Cañón de Avilés tras 4 años de investigaciones

Medio Ambiente inicia una ronda de reuniones con los sectores afectados para consensuar las fórmulas de conservación

Myriam MANCISIDOR Los responsables del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que dirige Miguel Arias Cañete iniciaron ayer en Gijón una serie de reuniones que tienen por objeto acordar con representantes de la administración pública, institutos de investigación, entidades conservancionistas y del sector pesquero las medidas de gestión que se adoptarán en el Cañón de Avilés y que pasan por su inclusión en la Red Natura 2000 Marina.

Estos encuentros no son fruto de la casualidad: este año finaliza el proyecto Life+ Indemares y, después de cuatro años de campañas oceanográficas, el Gobierno debe acordar ahora fórmulas de protección de las áreas estudiadas en base a los resultados obtenidos en las diferentes investigaciones.

En cualquier caso, el objetivo del proyecto Life Indemares es compatibilizar la conservación del Cañón de Avilés con el uso sostenible de los recursos «coordinando las actividades humanas con esta finalidad». El Cañón de Avilés, una fractura geológica que se hunde en las profundidades marinas y que da origen a un accidente geográfico que a tan sólo siete millas de la entrada de la ría alcanza 4.000 metros de profundidad, constituye un hábitat esencial para los reproductores de especies de interés comercial como la merluza o el pixín. De ahí la importancia de consensuar ahora la fórmula adecuada de gestión. En su día, el Cachucho, a unos 65 kilómetros de la costa de Ribadesella, fue la primera área marina protegida del país y actualmente es para el sector pesquero un oasis en el Cantábrico.

Los planes de gestión y control del Cañón de Avilés serían, en principio, menos estrictos que en el Cachucho. «Lo ideal sería proteger alrededor de un veinte por ciento de la superficie y evitar, por ejemplo, la pesca de fondo. Lo que no puede ser es que todo el mar se utilice para la pesca», sentenció durante una de las últimas campañas, Francisco Sánchez, del Oceanográfico de Santander.

El Cañón de Avilés destaca por ser el hábitat de los delfines común, listado y mular y el calderón común, donde comparten hábitat con el emblemático calamar gigante. Pero por si algo ha llamado la atención a los científico ha sido por el hallazgo de un sistema de cañones tributarios en el eje principal del cañón. Por contra destacan en la ficha de la sima abisal la intensa actividad pesquera «especialmente dañina en el caso de la pesca de arrastre practicada de forma habitual» así como los usos costeros, que también tienen influencia mar adentro. Citan, textualmente: «La ampliación del puerto de Avilés, la contaminación en forma de vertidos de aguas residuales urbanas e industriales deficientemente depuradas y la degradación costera». Con la cara y la cruz de la moneda, el Gobierno y los sectores implicados deberán hallar ahora una fórmula de gestión del Cañón de Avilés.


Una estrella brisingella, en el Cañón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario